La hipertensión arterial es un problema de salud pública mundial, con una prevalencia superior al 40% en la población de más de 35 años y más de mil millones de personas afectadas en todo el mundo. Es la primera causa de muerte en todo el mundo y puede provocar graves problemas de salud, como infartos y accidentes cerebrovasculares.
El Dr. Manuel de la Peña, presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social y profesor de cardiología, advierte que el 50% de los hipertensos no reciben tratamiento y solo el 16% de los pacientes están bien controlados. Además, la hipertensión arterial mal controlada de forma sostenida puede provocar infartos e ictus. Por lo tanto, es esencial ajustar la estrategia de tratamiento para lograr cifras óptimas inferiores a 130/80 mmHg.
La hipertensión arterial es un trastorno multifactorial, que puede estar influenciado por factores genéticos, estilo de vida y edad. La rigidez de las paredes arteriales aumenta con el paso de los años, lo que provoca una reducción de la elasticidad de los vasos sanguíneos y una resistencia al flujo sanguíneo. Además, el estrés, la falta de ejercicio, el consumo excesivo de sal y alcohol, el tabaquismo y la mala alimentación pueden contribuir a la aparición y agravamiento de la hipertensión arterial.
Para reducir la presión arterial, es necesario adoptar hábitos de vida saludables, como la práctica regular de ejercicio físico, la pérdida de peso en caso de obesidad, la restricción del consumo de sal y alcohol, y una alimentación saludable rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables.
En casos de hipertensión refractaria, el Dr. Manuel de la Peña señala que la denervación renal es una opción terapéutica innovadora que puede ser muy efectiva. Este procedimiento de ablación se realiza mediante un cateterismo vía femoral, con el objetivo de interrumpir los nervios simpáticos renales para obtener buenos resultados clínicos. La denervación renal puede ser una buena opción para pacientes con mala adherencia al tratamiento o con alto riesgo cardiovascular.
En conclusión, la hipertensión arterial es un problema de salud pública muy extendido, pero es tratable y prevenible mediante la adopción de hábitos de vida saludables y el control adecuado de la presión arterial. El conocimiento sobre la hipertensión arterial y su tratamiento es esencial para prevenir enfermedades cardiovasculares y mejorar la calidad de vida de los pacientes hipertensos.
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